jueves, 10 de diciembre de 2009

Taller tipográfico




Hace algunos años vino Artemio Rodríguez a nuestro taller de diseño, entonces en la colonia Narvarte, en la ciudad de México. Venía de la Lagunilla y traía con él una prensa que, aunque pequeña, cargaba con dificultad. Era muy pesada. Se trata de un rol de pruebas, que solía usarse para eso: hacer pruebas de impresión antes de trasladar los clichés y tipos móviles a la prensa grande que haría la impresión final. Artemio me pidió que la guardara por tiempo indefinido y regresó a su ciudad de residencia, Los Ángeles.
Y ahí quedó la prensa, aburrida y olvidada. Un día llegó a La Galera el señor Lugo con una caja llena de tipos móviles de bakelita. Me dijo: probemos la prensa. Comencé haciendo ejercicios con mis alumnos de la materia que imparto en Centro: Sistemas de impresión en serie. Nos divertimos como enanos por varios años. Artemio regresó un día y como siempre, sin previo aviso, reclamó su propiedad. No se la devolví. "Por el bien y la expansión de las artes gráficas tradicionales en extinción hacia las nuevas generaciones", argumenté. De la rejega generosidad de mi querido amigo, han salido todos estos ensayos con letras. Unos son míos, otros de mis alumnos, todos son con el objeto de estudiar a la letra y la palabra en su densidad semántica y su característica formal y estética.
Y para ser felices, porque hacer letras eso da: felicidad.